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¿Entrenar la actitud? ¿Y eso con qué se come?

Estamos acostumbrados a saber a donde necesitamos ir para entrenar nuestras aptitudes físicas, mentales, emocionales e incluso espirituales, sin embargo…

¿Sabemos a dónde ir cuando lo que queremos entrenar es algo tan aparentemente intangible como la ACTITUD?

Muchas veces hemos escuchado decir, hasta en canciones populares, “es solo una cuestión de actitud”.
Innumerables veces hemos visto como la actitud es una pieza clave en la obtención de nuestros resultados.

No es lo mismo querer lograr algo desde una actitud pesimista, negadora e imposibilitante, que ir por lo que queremos lograr desde una actitud visionaria, empoderada y responsable.
¿No?

Ahora… ¿De qué hablamos cuando hablamos de actitud?

Según la RAE

La actitud entonces está compuesta por nuestra disposición en: nuestra corporalidad, nuestro estado anímico, nuestras emociones y nuestros pensamientos.

Está compuesta por nuestra corporalidad: nuestra disposición corporal, nuestros gestos, nuestros movimientos, nuestras tensiones y velocidades.

Por nuestro dominio emocional: es decir, por nuestros estados de ánimo, nuestras emociones y nuestros sentires.

Por nuestro dominio “mental”: nuestras creencias, nuestra forma de pensar, nuestra forma de diagramar lo posible en nuestro pensamiento.

Es decir, que nuestra actitud es la base de TODO lo que hacemos y por lo tanto de TODOS los resultados que obtenemos. Siempre que actuamos en el mundo lo hacemos desde una actitud determinada.

Nuestra actitud es el núcleo desde donde gestamos nuestros resultados.

Si yo creo que yo no puedo hacer determinadas cosas, que no estoy preparado, que no es para mi… voy a estar pensando de forma tal que retroalimente permanentemente esas creencias, sesgando lo que veo para encasillar todo ahí y a su vez, generando y sosteniendo una emoción de desconfianza al respecto de lo que yo puedo lograr. Todo mi accionar va a ser congruente con esas emociones y pensamientos. Los resultados también.

Generalmente, lo que solemos escuchar cuando hablamos de nuestra actitud es algo así como “YO SOY ASÍ” o “TAL ES ASÍ”. Como una especie de sentencia de que lo que se es, se es!

Sin embargo, nosotros entendemos que la actitud es algo que no se puede abandonar, es decir, no existe tal cosa como “no tengo ninguna actitud en este momento”, siempre estamos SIENDO.

Y a su vez creemos que nuestra actitud es mutable, no creemos en que “yo soy así en esencia y no puedo cambiar”.

Es por eso, que cuando hablamos de entrenar nuestra actitud, hablamos de que podemos rever cuáles son nuestras creencias…

La primera que estamos desafiando hoy es la creencia de que SOMOS ASÍ Y NO PODEMOS CAMBIAR.

El cambio y la transformación de nuestra actitud dependen de:

  1. Darte cuenta que podes hacerlo! Es posible!
  2. Definir que actitudes te gustaría transformar y para qué?
  3. Elegir hacerlo.
  4. Transitar el proceso de transformación que va a requerir de mucho: desafío, incomodidad, compromiso y estar dispuesto a aprender con otros.
  5. Lograr darte cuenta que podes tener otras actitudes y otros resultados.

¿Y vos? ¿Te animas a entrenar tu actitud?

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